Cada vez que Ana Rodera, nuestra guía en el hackaton, mencionaba la palabra «SÚPER«, el termómetro de las 36 personas que acudieron a «la pecera» de la UPNA subía un grado. Un grado de creatividad, de ilusión, de ideas, de debates, de nuevas preguntas en busca de respuestas, de bosquejos de ideas garabateadas en la hoja, o un nuevo apartado que se construía en el Google Sites de cada proyecto. Un nuevo tip de conocimiento que paraba en medio de las sesiones abría la puerta a nuevas ideas, a centrar las ilusiones y a explorar nuevos campos que se convirtieran en realidad viable. Son ideas porque se pueden llevar a cabo. Entonces se cruzaban las miradas de cada una de las personas que formaban parte de cada equipo y se decían: «buena pinta«.
Conforme pasaban las horas del viernes 5 y del sábado 6 de este histórico mes de mayo de 2023 (no sólo por celebrarse este evento en la UPNA sino porque Osasuna jugaba la final de la Copa del Rey de fútbol y Pamplona y Navarra entera estaba pendiente de ella), comprobábamos que el trabajo que realizamos para preparar este hackaton se convertía en realidad. No fue tarea fácil, ya lo comentamos, pero entre la ayuda de la UPNA y los diferentes frentes que íbamos abriendo para esta actividad, todas las piezas se iban colocando en su sitio.
En apenas 36 horas naturales, 20 horas efectivas de trabajo, precisamente 36 jóvenes de Navarra (y alguno no tan joven) se afanaban en encontrar soluciones «potencialmente viables» a los retos de presente y futuro de la Estrategia S4 del Gobierno de Navarra. Que había que trabajar sobre «realidades» y con las ilusiones por transformar a las personas del territorio. En cada recorrido por cada mesa de trabajo de cada equipo veíamos las miradas de ilusión de cada una de ellas, sus dudas que querían ser resueltas, preguntas, interrogantes, «¿y si’s?» constantes… salías de la puerta y veías cómo la energía volvía a su cauce. «Súper» decía Ana y la mecha se encendía una vez más.
Las presentaciones fueron el brillante colofón de estas horas de trabajo, buenísimas, la verdad. Vale, lo digo «¡SÚPER!». Porque se curraron el proyecto y se curraron las presentaciones. Y así las miradas se balanceaban entre el orgullo por el trabajo realizado y la satisfacción de ver que efectivamente eran viables.
Y lo mejor: el ambiente, las risas, la música de Rosalía, el pollito de Ana aligerando al personal y las palabras de aliento de todos los equipos. El broche final fue precioso. A eso de las 14h nos fuimos a comer repletos de ilusión, con esa sensación de decir «hay mucho camino por delante con muy buena pinta«. Brindamos, y para delante. Tenemos nuevos proyectos por delante: ahora viene «La Batidora», apúntate aquí ya. Estad atentas y atentos porque puede ser también SÚPER.